La mañana más importante del año (Día 1 del Reto "52 Relatos")

La mañana más importante del año

Era la mañana del día más importante del año, era, realmente, la primera mañana de todo el año, la mañana del 1 de enero. Sin embargo, las cosas no estaban transcurriendo como deberían: Las nubes surcaban el cielo con mucha tranquilidad, con demasiada tranquilidad; el sol, aún adormecido, decidía quedarse cinco minutos más en la cama, en vez de levantarse a su hora; el calor, que había invadido los corazones de las personas durante las últimas semanas, hoy parecía no encontrarse a sí mismo.

Pero nada tenían que ver todos ellos con el viento, ay el viento…, el señor de las brisas y las ráfagas sí que estaba despierto, no podía estarlo más, hasta hacía elevarse a los objetos más pesados, era increíble verlo en acción. Tal era la fuerza del viento, que hasta había hecho enfadarse, con sus soplidos, a su hermana la lluvia, que se dejaba caer, o más bien se lanzaba con rabia, contra el frío y húmedo suelo desde las nubes.

Y no, eso no era todo, ni de lejos. La reacción en cadena acababa de empezar: El entusiasmo del viento había provocado la furia de la lluvia, que, a su vez, despertó de su largo sueño a los señores del mar y la tierra, lo que tuvo un gran y estruendoso efecto en sus cuerpos que, al desperezarse y bostezar, enterraron bajo sus casas, o bajo el agua, a las pocas personas que quedaban en la calle.

Debía ser el día más especial del año, el más mágico y feliz, pues era el comienzo de todo, pero eso no iba a ocurrir; John, quien admiraba el cielo desde su balcón con un cigarrillo en la mano a medio fumar, al fin lo comprendió: Que su soledad,  y su tristeza, llegaban a su fin, y que esas rachas de viento que creía haber escuchado, no eran otra cosa diferente de los cánticos de la muerte; y, con más temor que desdicha, aceptó la plenitud de su destino.